El certificado energético de una vivienda determina mediante la Etiqueta Energética que te da la Comunidad Autónoma una vez que registras el certificado energético. En dicha etiqueta sale que tu vivienda es tipo A, B, C, D, E, F o G…..
¡Exactamente igual que ocurre con una lavadora o un frigorífico!
La letra vendrá determinada de varios factores, principalmente la envolvente térmica de tu edificio (cerramientos, ventanas, orientaciones...) y las fuentes de energía y su racionalización. No os asustéis, ya que la mayoría de las viviendas usadas salen entre la letra C y la E.
Este tipo de certificados, tienen una validez de 10 años y más allá de un primer espíritu recaudatorio, el verdadero interés radica en limitar el número de emisiones de CO2 y obtener un parque inmobiliario más eficiente energéticamente.
A raíz de esto surge otra gran pregunta…. ¿Por qué me obligan a obtener una calificación energética? ¿Realmente da igual que la vivienda tenga una calificación de A, B, C, D o E?
Como respuesta a esta pregunta diremos que de momento tiene un carácter meramente informativo y estadístico, pero con el paso del tiempo se empezará a multar y obligar a mejorar dicha calificación a las viviendas. De esta manera se reducirán las multas por emisiones de gases que causan el efecto invernadero sobre la atmósfera establecidas en el Protocolo de Kioto (CO2), así como la compra de emisiones entre países. Es importante recordar que entre 2008 y 2012 España gastó más de 800 millones de euros en comprar derechos de CO2. Esa es la verdadera razón.
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